Una vergüenza
Esto se puede pensar de las fuerzas vivas de una ciudad como Girardot. Año tras año retrocediendo en turismo, actividad económica, importancia estratégica en la zona, y muchos más; pero ahora, perdió la oportunidad de aparecer ante el país como el primer municipio en revocar a un alcalde. Una campaña tardía con publicidad errada por el “SÍ”, que parecía más dedicada a condenar al alcalde preso, que a exaltar la voluntad de un pueblo por desgracia sin medios de comunicación que la visibilizaran, significó la fórmula para que sucumbieron ante la politiquería socarrona y triunfante con el siempre efectivo abstencionismo.
Vergüenza para ciudadanos y periodistas acostumbrados a mirar la ciudad como patio trasero, preocupados más por el atraso en la fecha de un reinado o la posible cancelación de una nueva versión del Nacional del Turismo, al que eufemísticamente se le cree el segundo en importancia para Colombia y -valga aclarar- que en ningún medio hablado, o escrito, es reconocido como tal, en el país.
Vergüenza para un periodismo timorato y sin compromiso con Girardot; olvidando la premisa incontrastable de toda la veracidad por una falsa neutralidad; y no continuar viendo cómo cae la ciudad por el abismo, igual como ministros ineptos empujan al país. Tampoco se hace la tarea de visualizar al líder que Girardot merece, librando a todas las secretarías de funcionarios repitientes y con resultados nulos.
Vergüenza por dos años más de incertidumbre. Pero ya comienzan los “bandeirantes” de la politiquería a secuestrar sus ovejas, porque eso son los ciudadanos girardoteños, que padecen el patológico “instinto de rebaño”… ¿No habrá alguien en Girardot o de afuera capaz de hablarle con la verdad a quienes usufructúan lo ajeno y engañan?
Periodistas de vocación, con criterio y contexto, que vayan al fondo de los acontecimientos inspirados por el sentido de responsabilidad social, formando audiencias y opinión -dos pilares extraños en Girardot; transformando de contera los apetitos politiqueros de consuetudinarios alcaldes y demás espurios aspirantes a ser elegidos.
Por: Óscar Mario Pardo Carvajal
Desafortunadamente, Girardot durante los últimos años a sufrido un alto nivel de corrupción por parte de sus dirigentes ocasionando retrasos en el progreso de la ciudad